jueves, 15 de noviembre de 2007

El último tránsito

Tras la náusea del descenso,
Abatidos,
--------------- tocamos fondo.

Un golpe seco y la osamenta
Se desparrama sobre el yermo.

A muy duras penas, entonces,
Vamos recomponiendo los pedazos
Para erguirnos sobre el delirio
Y alzar la mirada a los cielos…

Y de nuevo el horror del vértigo
Nos dice que nunca es posible
Soñar en la noche sin alas.

Y con las uñas mordemos la roca
-Obsesos, pavoridos-
Queriendo fraguar un refugio
Contra el desánimo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Rafa, jamás podremos volar sin alas y cambia el verbo volar por soñar. Sin sueños, sin ilusiones no podremos tirar nunca hacia adelante. Sólo seríamos una osamenta que se mueve gracias a no sé que fuerzas. Y como decía aquel: ¡Y sin embargo, se mueve!

Muchos besos.

Anónimo dijo...

Muy acertada, Malena. Cambiado está y mejora mucho. Gracias. De momento mis sueños siguen dormidos, aunque tal vez alguien esté tratando de despertarlos sin que yo me de cuenta.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Rafa, queria hacer un comentario al poema, pero leo lo que le dices a Malena de que tus sueños siguen dormidos y casi que me decanto por vestirme mi traje de despertador.
Intentaré ponerme una melodía suave al oído, nada de ruidos escandalosos que sobresaltan la madrugada.

Besos

Anónimo dijo...

Pues espero ese "rinrín", Maribel.

Besos.