martes, 27 de noviembre de 2007

Bestiario (XII)


(Mantis)


Tengo los sentidos en carne viva,

Todos sedientos, y el sexo dormido;

Sangre en los ojos del pájaro herido

De inviernos, y en la lengua la nociva


Putrefacción de los muertos. Arriba

Con el viento un aroma corrompido

Penetrando hasta el pecho, y en mi oído

Se clava como garras la lasciva


Melodía del silencio. Mi piel,

¡Oh dios, mi piel!, ya no es más que un desierto,

Azotado por tormentas de hiel


Y arena amarga, que se seca, abierto

En canal, sin el oasis de miel

De una caricia o un beso despierto.


Fotografía: Paul Bakker

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Un soneto?, muy clásico, me ha resultado curioso identificar las rimas. Y como siempre, seductoras.