martes, 20 de noviembre de 2007

Desiertos


Un día fui tu huésped;
Fue tal la comunión en las palabras,
Tan grande la emoción en los sentidos,
Tan plácido el compás de los latidos,
Sin caricias ni labio sobre labio,
Que hasta a soñar llegué
Que, amable, un tiempo llegaría
En el que ser anfitrión a tu lado.
Un día fui tu huésped y después,
Al quebrarse la magia en mi costado,
Sólo quedó el destierro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Debemos de cuidar tanto a las personas que amamos ...

Que ni un soplo de aire las lastime ni una pequeña piedra se ponga en su camino.

Todo menos sentirse desterrado.

Un beso muy grande, Rafa.

Anónimo dijo...

Cuánta soledad si previamente se ha estado acompañado en ternura. Bueno, quién sabe un próximo oasis te espera, :), un beso

Anónimo dijo...

Malena, hay éxodos que, aunque indeseados, aunque en algún instante se rebelen, aunque duelan a cada momento, se podrían decir que en gran parte son voluntarios. Una huida hacia adelante motivada por el miedo.

Leuma, aunque pueda no parecerlo, mis desiertos están poblados de oasis. Tú eres uno de ellos. Tú también Malena. Y el Kai y Larrey y Paquita y Paco y Mamen y Victoria y María... Amigos todos, unos en persona y otros sólo a través de las palabras, pero no menos amigos por ello.

Gracias a todos y muchos besos.

Anónimo dijo...

Pues si, hay destierros necesarios, aunque duelan. Siempre existieron los cuarteles de invierno. Ya vendrán nuevas campañas, de eso no cabe duda.
Cafe con tostadas.