jueves, 6 de septiembre de 2007

Túmulo

Miro al oeste
y ya el sol no me ciega.
Se hizo la noche.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso haiku,Rafa.En tres líneas todo un mundo de poesía.Un beso.

Anónimo dijo...

La noche, momento en el que las musas decidieron aliarse con su olvidado creador y darle una "luz" nueva, y otra vez llegó el día, justo en la página en blanco.

Anónimo dijo...

Perfecto, Rafa.
¿Perfecto, que mas decir?

Anónimo dijo...

y la noche siempre da paso a un nuevo día, Rafa.
Besos.

Anónimo dijo...

sabes cuando estoy muy triste recuerdo la letra de Calamaro el novio del olvido... y es casi parecido a lo que escribiste!!
No todo lo corto tiene que dejar de ser bueno--

Anónimo dijo...

Al atardecer, cuando el sol ya no nos ciega es cuando comenzamos a ver más nítido, y ya, casi sin luz, las penumbras se aclaran, se delimitan las formas, los fantasmas se perfilan y se espesan todas las dudas.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias, malena, larrey, prometeo, maría, usagi, milena.

Y sí, se le pueden dar diferentes interpretaciones, es la magia del haiku, brevedad y concisión de un sentimiento que en un instante que abarca lo eterno, pero siempre dejando una puerta abierta al misterio.

La mía, digo mi interpretación, en esta ocasión, no la revelaré.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Campeón ferroviario de haikus, eres el Li-Po de Nerva. Castilla 96

Anónimo dijo...

Carlos, no me exiles al territorio enemigo, jajajajaja, que, como sabes, yo no soy "chorizo", sino "mojino" (gentilicio popular que no significa lo que parece).

Un abrazo.