A Maravillas
La otra mañana
Le sacaron el corazón del pecho;
Una grave cardiopatía,
Y hubo que intervenirla con urgencia
A poca vida y mucha muerte.
A medida que iba durmiéndose
Tal vez pensaba Maravillas
Que aquél era, quizá, su último sueño,
Y en sus hijos, los nietos, el marido,
La lluvia, las estrellas, los amigos,
Y pudiera ser que también
En que había de volver con sus nuevos
Latidos, para cumplir con aquello
Que le hice prometer
De prepararme a su regreso
Una más de sus deliciosas
Ensaladillas. Mas no se produjo
La maravilla
Ni sucedió ningún milagro;
Y Maravillas se nos fue
Sin nuevos latidos recién nacidos
Y dejando clavado en mi recuerdo
Aquel momento en que, entre lágrimas,
Me aseguró que pronto volvería
Para cumplir lo prometido.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
4 comentarios:
Bella y poetica historia, la vida es ansi y lo que deba pasar, pasara. Las palabras y las promesas se las lleva el viento del otoño. Quizas.
O quizas vuelva en las noches de invierno buscando una buena queimada entre lso amigos que dejo.
Nadie muere mientras alguien lo recuerde.
Un abrazo.
Por casualidad te encuentro, navegando de blog en blog y a la deriva siempre hay un lugar donde encontrar una tabla.
Me llamó mucho la atención la etiqueta de este bello y triste poema, triste y real, me llamó la atención porque creo a ciencia cierta en la versoterapia.
UN placer hallarte
Las pérdidas deberían poder tener una explicación lógica, una esperanza de que no se van del todo, una explicación de qué hay más allá,...pero la realidad es otra, un abrazo
Sí, prometeo, hay quienes, a pesar de la muerte, se quedan a vivir en nuestro recuerdo.
Bienvenida, Sandra, ya me he dado un paseo por tu poesía en tu blog. Y sí, la versoterapia es un hecho.
Pues sí, leuma, la realidad, quizá la única realidad, es esa.
Abrazos.
Publicar un comentario