Si un día muriese de amor
Y tú alcanzases a saberlo…
Cuánta felicidad
Cuánto ansiado descanso
Cuánta y cuánta piedad
Qué dulcísimo bálsamo…
Cuán profunda en su espanto
Tu tristeza.
Si un día muriese de amor
Y tú alcanzases a saberlo…
Cuánta felicidad
Cuánto ansiado descanso
Cuánta y cuánta piedad
Qué dulcísimo bálsamo…
Cuán profunda en su espanto
Tu tristeza.
4 comentarios:
Te confieso, Rafa, que a veces, esta es una de ellas, después de leer de seguidos tus últimos poemas, siento cierta preocupación por tí.
Espero que estés bien y que esto sea puro arte.
Tranquila, Victoria, todo va bien.
Un beso.
Pues espero que no te mueras y que ella no tenga que ponerse triste, al menos por este motivo, que todavía tenemos cosas que contarnos como tú decías en otra ocasión, beso
Por supuesto, leuma, no lo dudes.
Un beso.
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