“Diez inmigrantes mueren al “hundirse como piedras” a 20 metros de una playa canaria.” ABC, 8 de septiembre de 2007.
Hay titulares que, en el caso poco probable de que la tuviéramos, no podrían más que herir gravemente nuestra sensibilidad. Cuando diez seres humanos perecen ahogados en pos de la que creen una vida mejor y más digna, el decir que se hundieron como piedras sólo se puede interpretar como una infamante ignominia póstuma. Como piedras, ¡maldita sea!, entes inanimados sin valor alguno, sin vida, que no sienten, que no sufren, que son indiferentes ante el abismo salado que las engulle porque nunca tuvieron ni tendrán conciencia de la muerte. Leemos el titular e, indiferentes, imaginamos -aquellos a los que aún nos resta un poco de imaginación- que se hundieron limpiamente, sin angustia ni alaridos, y así logramos mantener tranquilas nuestras conciencias; por llamarlas de algún modo. Pero no, esos despojos despreciados de la indecente globalización, ni eran ni se hundieron como piedras. Eran seres humanos -más humanos, sin duda, que aquellos que los podemos llegar a imaginar hundiéndose como meros trozos de mineral inanimado y sin hacer oposición alguna a las fuerzas de la gravedad y de la muerte- y perdieron la vida aullando de espanto, arañando la sal y la espuma en busca de un asidero que les permitiese continuar albergando esperanzas, pensando, tal vez, en que ya no volverían nunca a encontrarse con la madre, la esposa y el hijo a los que, con lágrimas en los ojos, dejaron allá en su esquilmada tierra. No, no se hundieron como piedras, se hundieron luchando inútilmente por su vida. Como piedras son nuestros corazones y, más aún, los de aquellos que se permiten plasmar públicamente titulares tan nauseabundos.
9 comentarios:
Esa lucha del ser humano por salir de la miseria arriesgando su vida, para trabajar con un sueldo lamentable y en condiciones para llorar, es realmente para dedicarle otro tipo de titulares, y por supuesto para que a los que leemos sus muertes nos mueva a intentar solucionar esta desgracia de injusto mundo en el que vivimos, abrazo
Un artículo contundente, amigo, de esos que le quita el velo a nuestra sociedad de podredumbre, incosciencia y de falso bienestar. La costumbre hace que estemos transformando nuestros corazones en empedrados de mosaicos asquerosamente impolutos, pero todo es cíclico, ya nos tocará algún día pagar nuestra ceguera y nuestro egoísmo.
Un articulo brillante y brutal. Es cierto, todo lo que dices es cierto, pero es la realidad, nuestra realidad.
Paises llenos de corrupcion, de satrapas, de pobreza y mal vivir que buscan una oportunidad aun a costa de arriesgar su vida en ese intento.
Un abrazo.
Pues las imágenes eran peores. Planos a todo detalle de los muertos, cosa que se cuidarían de mostrar si fueran blancos españoles.
Tienes razón Rafa. La falta de sensibilidad pinta titulares como ése.. Tengo que confesarte que cuando lo leí pensé en sus vidas truncadas, en sus ilusiones ahogadas, pero no hice una lectura tan sensible y humana como la tuya.
Gracias y un beso.
Totalmente de acuerdo con lo que escribes.
Brillante artículo. No me quiero extender, ya lo hice en el anterior sin haber leído este antes.
Sí que es cierto, que ya lo vemos como un día a día, noticias de este tipo, y lo vemos ya con una frialdad que desconcierta.
Saludos.
Pues mira, Rafa, me quedo con el artículo, pero no me sentí ofendido con el titular, porque incluso yendo en tu mismo sentido creo que hay más humanidad de la que imaginas, porque en el fondo ¿no se ahogaron como piedras?, es decir, como las piedras, que poco nos importan si flotan o no, si está o no, total, como no sienten...
Es verdad, Rafa. Cuánto puede hacerse sólo con palabras.
Yo, también apunto al hecho de que tengan que retrasmitir cómo sacaban un cadáver del agua o cómo quedan, ahí, tendidos sobre la arena. Qué insensibilidad.
Besos
Muchas gracias a todos por vuestra sensibilidad. En nombre del ser humano.
Abrazos.
Publicar un comentario