La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
lunes, 26 de diciembre de 2011
El sueño de una noche de silencio
Quiero que sepa usted, amiga mía,
que la pasada noche,
la he visitado en sueños. No me lo tome a mal;
prometo que no ha sido pornográfico,
ni tan siquiera erótico... fue mucho más que eso:
usted me recibió, a sonrisa abierta,
vestida de palabras luminosas
-palabras bien medidas de poeta-,
batiendo verso a verso en retirada
al lóbrego fantasma del silencio.
Haciéndome sentir que sigo vivo,
que no soy un espectro, y aún merezco
cantar y que mi canto no se extinga
ahogado en el vacío sin un eco
que, lúcido y cordial, le dé sentido.
¡Jamás un sueño pudo ser tan bello!
Y si le hablo de usted
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . para contárselo,
es porque de no hacerlo de este modo,
no sé qué ocurriría,
y ya no tengo edad, valor ni fuerzas
para, poniendo en juego el corazón,
volver a enamorarme.
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4 comentarios:
Bonito, bonito:
"y ya no tengo edad, valor ni fuerzas
para, poniendo en juego el corazón,
volver a enamorarme."
besos
¡Qué lindo! Ay, suspiro. Ese final, qué maravilla. Sigue soñando Rafa, siempre que sea este tipo de sueño.
Besos
Menos mal que nos quedan los sueños para cumplir lo que la realidad nos descumple.
Feliz Navidad, amigo poeta.
El final quizás sea el comienzo de un enamoramiento, y después de la renuncia venga la decisión...
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