Menos mal que Rajoy rajao, presidente de gobierno más cari(pla)smático de todos los habidos y puede que por haber en Esperpentaña, no tiene en su mano el poder de resolver, en uno u otro sentido, esa amenazadora contingencia que alberga el puñetero botoncito rojo de la hecatombe nuclear. En cualquier caso, tan sólo de pensarlo, resulta comprensible que haya quien termine cayéndose de la silla. Afortunadamente andaba por allí Felisuco para, con su tan proverbial como cívico sentido del humor, mostrar al respetable los pedazos del escaño roto y evidenciar de este modo que tampoco había sido para tanto.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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