A pesar de las grandes incertidumbres y lagunas que encerraba aquel caso, no les llevó mucho tiempo alcanzar un consenso absoluto en cuanto al veredicto a emitir. No podía haber mejor argumento que su cándida inocencia, para declararlo culpable.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
¡Le tocó la suerte! ya se sabe ... el mundo al revés.
Buen día PAQUITA
Sonrisota al final. Muy bien cortado, manejado.
Y como siempe -o no, vete tu a saber- nada es lo que parece.
Un beso.
La candidez, a veces, esconde crueldades infinitas que solo ven los afectados en el proceso. Cuestión de prismas y de no fiarse demasiado de las apariencias inocentes. Aún así soy de los que prefieren, como ya sabes, un ligero toque canalla y perverso antes que esa tendencia disimulada a agitar alitas de angeles.
Ron miel canario y anacaldos
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