lunes, 7 de mayo de 2007

Hontanar purulento de azogue

A Alejandra

Hay pocos dolores que se puedan igualar a sentirse un cadáver con los recuerdos vivos clavándose adentro; Haber muerto para aquellos que no te dejan descansar en paz con su memoria, como fantasmas vagando en la noche eterna del alma muerta -esa morada pavorosa de los difuntos que siguen sintiendo; Tratar de pudrirte del todo sin lograrlo, para que de los despojos surja una flor llena de vida que ahuyente con su aroma los espectros del pasado, y atraiga la magia de las hadas y los gnomos del bosque, dibujando nuevos horizontes al clarear el crepúsculo con las alondras. Tratar, tratar, tratar… de pudrirte del todo, y sentir una llaga incorruptible latiendo en la agonía desde el fondo más ignoto de un abismo, hontanar purulento de azogue, envenenando la sangre.

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