martes, 8 de mayo de 2007

Me ha despertado la fiera

Me ha despertado la fiera. He sentido los zarpazos de su aliento de quimera, desgarrando mis pulmones y haciéndome jirones en mi vuelo. Fríamente, muy fríamente. Muy fríamente… desollándome las alas. Frialdad a sangre y fuego. Son las dos y treinta y siete más oscuras de las que puedo recordar en mucho tiempo, y está mucho más inquieta que de costumbre. Creo que ya apenas puede soportar la jaula. Merodea en derredor de mis huellas, lamiendo con deleite su piel descarnada sin bitácora, y se bebe a borbotones la sangre que me sale con la nausea de los poros, mezclada a la certidumbre y al hielo de la noche más larga. Abismo. Miro al cielo. Abismo. Trato de domarla a golpes de teclado, pero las arenas que, desplomadas sin sentido con el firmamento, pueblan los vestigios del jardín de los crisantemos y los añicos de cristales malva, llevan tanto tiempo alimentándola, que ha terminado por transformarse en una bestia inmisericorde para con cualquier tipo de límite; una alimaña feroz, capaz de quebrar las falanges de la Luna. Y sus dentelladas metálicas, atacando los huecos entre los barrotes, arrancan coágulos de sangre desde la niebla de mis pupilas dilatadas sin reflejo de estrellas ni cometas. Aúlla mi pecho. Y gimen mis dedos. Estridentes. Y la fiera atraviesa mis labios y mi lengua con su mirada torva y vacía. Trataré de esconderme entre las sábanas, por ver si me alcanza el alba, por ver si resiste el alma. Y la jaula.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Guardamos dentro a nuestro peor enemigo. Debemos mimarnos, somos ... tan frágiles ... tanto.
¿Felices sueños
PAQUITA

Anónimo dijo...

¡La foto tiene cohones!

Anónimo dijo...

¿Estábamos los tres de imaginaria?PAQUITA

Anónimo dijo...

Pues sí, parece que no he sido el único al que le ha merodeado esta noche la fiera. Qué sueeeeeeeeño, se me caen los párpados.

Paco... a que acojona. Y es que la fiera puede estar escondida bajo la piel del animal con el más bello pelaje. Y mostrarnos permanentemente sus fauces ávidas aunque no haya dado la espalda.

Abrazos somnolientos.

Anónimo dijo...

"...nos haya dado..."

Anónimo dijo...

En otros comentarios, había oido hablar de esta fiera con auténtico terror, y ahora que la veo, no me asusta, ya que la luz entra por mis ventanas, intentaré no volver por aquí de noche.

Besos, peazo de poeta.

Anónimo dijo...

Hay que ver lo bonito que es el rosario que lleva la piva, killo, qué peaso de arte. Ademá tie que sé de los guenos, de los que pesan un guevo, se nota por el tamaño de las bolas...¿no?

Anónimo dijo...

Me encanta, me encanta
¡qué combate se trae el humano y la fiera! porque la fiera no es humana ¿verdad? Decidme que no, no puede ser es de otra naturaleza y por eso nos fallan todos los recursos, todos los artilugios para dominarla y mucho más para reducirla. Yo no tengo fuerzas, me sé tan débil...Mi esperanza es que colectivamente la domeñemos, ya perdí la fe en mí, es hora de volver a confiar en un olvidado nosotros

Anónimo dijo...

Jo, caimán, nosotros todos "ca..itos" con la fiera y tú haciendo broma con las "bolas", ejem, digo haciendo broma DE las bolas. Claro, claro, tú no "tiés" "na" de miedo, ya, con ese peaso de fauces que tienes,,,que te den fieras a tí, ¿no?...Mmmm

Anónimo dijo...

Mamen, ¿verdad?, no es tan fiera la fiera como la pintan.

Manolo, sí, el rosario es la leche y debe ser caro, que con estas cosas divinas ya se sabe...

Y no, circe, la fiera no es humana, más bien una quimera.

Y, Milena, las fauces del kai, tampoco son tan fieras, aunque no veas como tragan cerveza, jajajaja.

Abrazos