lunes, 28 de mayo de 2007

La erótica del gol

A veces,

Cuando asidos a la cuerda floja del bar de la esquina –una inmensa pantalla plana equipada con esa moderna tecnología que han denominado los expertos TDT-,

Casi todos y cada uno de mis convecinos –y algún que otro desconocido al que no he visto antes en mi puñetera vida-, andan más que pendientes del posible acierto de la pierna diestra del delantero centro–y eso que es izquierdo-

Como si en ello les fuese un aumento considerable en su paupérrimo sueldo,

La estabilidad definitiva para su precario y descorazonador empleo

O unas migajas de felicidad pasajera para su hastiado y rutinario matrimonio;

Y más, mucho más aún,

Cuando el sin par ariete,

Dando muestras del mayor grado de inteligencia posible para el que están capacitadas sus meninges,

Logra introducir de un tremendo patadón la coquetona pelotita hasta el mismo fondo de la jodidísima red,

Y todos gritan y gritan alborozados con la adrenalina y la testosterona por las nubes

Y se abrazan ebrios de una autoestima que me resulta inexplicable

Y se cagan mil y una veces en la perra de la puta madre que pariera al cabronazo del portero del equipo contrario –“menudo mamón el manoplas, hace tiempo que deberían haberle arrancado a bocados las dos piernas y hasta las mismas pelotas”, las suyas, claro-

Entonces

Me imagino empuñando un revólver y

-Pum, pum, pum

---------------------------Pum, pum, pum

-----------------------------------------------------Pum

-------------------------------------------------------------Pum…-

Dándome el inmenso gustazo de librar al mundo de tanto cretino descerebrado y baboso.

Después, cuando recapacito y consigo calmarme un poco,

Me inundan nauseabundos sentimientos de culpa a causa de mis manifiestas intolerancia y prepotencia,

Y me digo:

“Todos, jodido capullo, tenemos derecho a agarrarnos con uñas y dientes a cualquier quimera que se ponga a tiro en busca de ese minúsculo pedacito de El Dorado que nos robaron,

Sobre todo cuando al fin las verdaderas esperanzas han terminado derivando en absurdos sucedáneos sin valor ni brillo,

Y tú, tío,

No eres más que un maldito desgraciado que nunca supo vivir la vida.”

Es entonces cuando se transforman en oscura pesadilla mis dulciamargos ensueños de vigilia

E imagino

El extremo frío y acerado del cañón de la pistola apoyándose de forma hiriente sobre mi sien derecha

Así como el dedo índice de mi diestra temblorosa y vacilante–tan siniestra-,

Presto, más o menos, a apretar el gatillo con gusto…

¡GOL, GOL, GOL, GOOOOOOOOOOOOOL! Otra vez la puta pelotita lamiendo el palo derecho para batir de manera irremediable al vilipendiado cancerbero –que pronto será sentenciado a la ignominiosa condena de chupar banquillo-

Y una vez más, ¡cojones!,

Vuelvo a creerme despierto.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Conste que, aunque -como resulta evidente- la intención de este texto es provocar -la poesía como instrumento de provocación-, en ningún momento trata de ser ofensivo.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Con qué miramientos tenemos que andarnos a veces ... para no herir, para no herirnos; que a veces ... si te pilla bajo de forma todo, todito, te toca "la moral".
Pero sí el fútbol es un gilipoyez.
PAQUITA

Anónimo dijo...

y yo aún me sigo preguntando: Cómo coño acabó el partido, quíen ganó... Hombre Rafa, joío, ya que te pones dinme si ganaron los nuestros o los otros. Je, je, je. Furbo, furgo, furbol, cúanta pasión desmedida por unos colores, cúanta garganta arañada por unos mercenarios deportivos, a quienes importa un carajo como la manga de un cura lo que pensemos sobre ellos. Pero bueno, no nos alarmemos, mientras haya liga habrá esperanza y los verdaderos problemas de este puñetero país seguirán ocupando la portada del Marca, todo lo demás ¿a quíen le importa...? Eso si, yo soy del Cai, a pesar de todo.
Morena en adobo y fino La Ina

Anónimo dijo...

El fútbol es una gilipollez como lo es andar por el monte (alusión directa a paquitaminos) o la literatura ¿a quien nutre? al que le dedica tiempo, al que la disfruta, al que sabe de su valor y de su medida; no al que supedita su vida. Lo que no podemos es valorar la cultura clásica como maravillosa y obviar una de sus realidades, el culto al cuerpo, a la belleza del esfuerzo, a la heroicidad de lo colectivo frente al enemigo. El fútbol es un deporte maravilloso, como lo son todos, lástima que esté rodeado de muchos gilopollas ¿a eso te referías, Paquita?

Anónimo dijo...

Pues estar de cuerpo presente en unos de esos campos perdidos en el quinto infierno, siendo la madre del "mamón manoplas", ni te cuento Rafa.
Horrorizada por lo que veía y oía, le abandoné a su suerte.

un abrazo.

Anónimo dijo...

Cuando antaño iba al futbol, en mis nervios eran traslucidos en la pierna que montaba a la otra y sin pensarlo movia el impulso hasta la espalda de algun personaje que tenia delante.... jeje, imagina...

Anónimo dijo...

creo que la primera vez que hablé contigo en el foro del recreo me dijiste: a la pasión hay que dejarla salir.

El fúbol es una rendija por la que se escapa la pasión contenida de gran parte del mundo, nada más.
Dificil de entender, quizá, como imposible de entender para muchos de ellos es que un libro sirva para Leer.
Un beso.

Anónimo dijo...

Bueno, quisiera decir que valoro muy positivamente tanto el fútbol como cualquier otro tipo de deporte, como manifestaciones culturales que son -que nos cultivan-. Y no sólo como práctica, sobre todo en los niños, sino también como espectáculo. Quiero decir, como espejo en el que nos miramos y nos sentimos identificados y empujados a interactuar con esa manifestación deportiva. El deporte espectáculo crea afición a hacer deporte. Lo que ya no comparto es cuando ese deporte-espectáculo pasa a ser sólo deporte-negocio -sin intención de crear aficionados a su práctica- y pan y circo que mantiene en el limbo -es decir, ya que fue abolido por el Vaticano, en la nada- a los espectadores pasivos, para que no presten atención en su vida a otra cosa. A mi el fútbol, la verdad es que como que no, pero he vibrado con multitud de partidos de baloncesto (como jugador y como espectador), pero sin insultar ni agresividades estúpidas.

¡Alicia! bienvenida a mi isla.

El viento, je, espero que a tu hijo el manoplas no le hayan terminado rompiendo nunca nada.

Maria, pasión, sí, pero nunca como padecimiento y sí como sentimientos (aunque puedan ser amargos)

Kai, ¡viva er beti! lopera vete ya!

Abrazos

Anónimo dijo...

¿O esos ojos verdes no son de la Alicia que yo conozco?

Anónimo dijo...

A mí el fútbol que juegue la gente ... chachi, pero lo que se ve por la tele, lo que inunda los campos de ello, los dineros que se mueven, todo eso ... como que no, la gente discutiendo gilipoyeces ... como que no. Como deporte, guay del Paraguay -mi hermano lo juega un día a la semana ¿o será a la quincena? PAQUITA