sábado, 14 de abril de 2007

Ya solamente soy mar



Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!

Bartolomé Leonardo de Argensola

Ya solamente soy mar; y tú, mi Cielo. ¿Recuerdas que un día fui río, y tú cercana campiña, siempre a la defensiva, tras los límites donde nunca alcanzaron mis crecidas? Pero yo no dejaba de rogar a la lluvia cada mañana, que me diera las fuerzas suficientes para poder llegar a ti. Pero el curso fatal de la corriente me arrastró hasta aquí, y ya solamente soy mar. Y tú, también, fuiste cambiando. Te encerraste en ti, por miedo a mojarte en mis aguas, tus pies de almíbar y seda, y fuiste cambiando; hasta que, tras nacerte duras alas de mariposa y acero, alzaste el vuelo. Para ser Cielo: mi Cielo ahora siempre paralelo y distante.

Y en la noche, me llega reflejándose en mis aguas, el aroma de tus dedos de Luna y estrellas. Pero nunca alcanzo a tocarlos. Otras veces, cuando llueve, llego a pensar que eres tú que vuelves, tratando de dulcificar mi abismo salobre. Pero sólo son las nubes desprendidas de mi angustia, buscándote en las alturas, que se me desploman sobre la espalda y las mareas como lágrimas, por la distancia insalvable que de ti me separa para siempre.

Hay algunas ocasiones, en las que tomo prestada la fuerza del viento, y elevo bramando mis brazos de espuma, con la débil esperanza de alcanzar a rozarte un instante. Pero todo es inútil, y mis alas de plomo, abatidas de vértigo, caen sobre mis ojos verdes sin esperanza, golpeándome con saña en el pasado, ese recuerdo que persiste melancólico, de cuando mis aguas vivas y agrestes te murmuraban poemas de amor imposible a la sombra de los álamos, y el rumor de la brisa peinando tus trigales, llegaba hasta mi cauce para decirme en el eco de mi voz que estaba vivo. Y alzo mi mirada de delfines que hace tanto no sonríen, tratando de verte una vez más tras la bruma del tiempo perdido. Y tú, impasible y azul, me devuelves tu silencio.

Después, cabalgando desbocado sobre el lomo de mis olas, pongo rumbo al ocaso que enrojece mis heridas desangrándome, en pos de la quimera de una postrera unión en la línea del horizonte. Pero esos confines de dulce y ansiada convergencia al infinito, no son más que un espejismo, y se alejan y se alejan con cada una de mis brazadas de naufrago. Y ya solamente soy mar. Desollado en las aristas de las rocas. Impotente. Reseco y amargo. Y tú, mi Cielo. Paralelo. Inalcanzable. Inexistente. Tan lejano.

Ya solamente soy mar; y tú, mi Cielo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hijos del amor

Cerca del cielo,
donde se acumulan tristeza y penares del amor,
donde el cielo se vuelve fluido,
se escribe en un pequeño lapsus de tiempo,
una historia amarga y dulce de contar,
entre dos seres maravillados por el claroscuro del amanecer,
donde entre el ocaso y el alba se recrean tantos colores
como lágrimas derramadas por desamor.

Dos almas que se encontraron en un mundo
que no estaba preparado para un romance como el que se dio,
ella era hija del agua y de las luces de la Luna,
él era hijo del cielo y de las luces del Sol,
se encontraban en el intercambio del día a la noche,
tan sólo compartían una mirada,
tan dulce y abrasiva como aquellos que los crearon.

Que su amor no toleraban por su propio error,
porque la Luna siempre amó al Sol
y el Sol sigue ahí por seguir velándola en sus noches eternas,
hijos del amor engendrado desde la injusticia del querer,
que no atiende al ser o no ser,
donde sigue dividiendo amores por el hecho de no tener
lo que falsamente creemos que se debe.

Víctimas del horror,
decidieron escapar en el momento en que se miraban la Luna y el Sol, y lo único que se sabe de ellos,
es que de su ida el mar se quedo sin su musa
y el cielo quedo sin su luz,
pero entre el mar y el cielo se creo un vinculo,
resultado de aquella historia de amor,
de la que sólo se conoce su comienzo y no su final,
ese vinculo fue llamado Horizonte,
preciado y desconocido como el verdadero amor que lo concibió.

Tu Mar

P.D.: No te olvides Rafa, que la lluvia es agua de Mar...

Anónimo dijo...

Gracias, Mar, por este maravilloso regalo en forma de poema.

Besos.

Anónimo dijo...

Mira k preciosidad... se k te gusta Pasion Vega...

http://www.youtube.com/watch?v=2A-XGOQQby0&NR=1

Anónimo dijo...

es muy bonito el poema, me suena como un remanso de paz.
Un beso.

Anónimo dijo...

Gracias, maría, me alegra que te haya gustado éste remanso de paz en la melancolía.

Un fuerte abrazo.