sábado, 7 de abril de 2007

Dogma


Yo que mis salmos alzara a tu paso
Y comulgara en la luz de tu risa
Peno entre sombras ignotos pecados
Y entono cantos de amarga ceniza.

Yo que buscase al albor de tus ojos,
Faro, cobijo, camino y destino,
Hoy sin mirada e hincado de hinojos
En mis rüinas blasfemo perdido.

Y ante el altar carcomido del templo,
Ya sin abrigo de culto ni tiempo,
Me aferro a la improbable apostasía

De la desmemoria. Pero el recuerdo
De viejas liturgias sopla en el viento,
Dispersando mis ansias de herejía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A ves el pecar no hace más que hincarte más los clavos al madero, creyendo que que así sangraras menos aunque duela más. Pero no es así, quizás la sangre sea menos abundante, pero porque ya das con el hueso...


Besos en esas heridas de tu Mar

Anónimo dijo...

Impresionante.

Un abrazo, Mamen.

Anónimo dijo...

Mar, el inventario de los pecados está lleno de falacias. Es como se decía antiguamente de los "residentes" en los manicomios: Ni son todos los que están ni están todos los que son".

Mamen, poeta, gracias.

Muchos besos.

Anónimo dijo...

... no hay más loco k un cuerdo...

Tu Mar