¡Venceréis, pero no convenceréis! –les gritó el general, sabiéndose ya sin argumentos, un instante antes de ordenar abrir fuego.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
5 comentarios:
...Y el trueno se hizo lamento...
!Dejadme, de herencia, la esperanza!
El aliento asqueado de la lincesa ha completado el texto de un modo sublime.
Besos en peligro de extinción.
... y murieron con las botas puestas... comidas de barro y un hedor pestilente... digno de un tal k "buscaba armas kimicas"...
Tu Mar
Y, como casi siempre ocurre, el general se mantuvo a salvo tras las lineas de ataque y mandó a morir a sus soldados. De regreso a la retaguardia el general fue condecorado y ascendido, la tropa fallecida sólo mereció una corona de laurel al pie del monumento al soldado desconocido. Siempre hubieron clases y nunca se supo cuántos descastados murieron en el combate.
Ron miel y anacaldos
¡Coño con el general!
Y los disparadores, siempre tan serviles. El miedo, lo que hace el miedo.
PAQUITA
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