Ser maricón no constituye peligro alguno para los demás ni es un anomalía de carácter psicosomático. Ser fascista, sí.
¡Programas públicos de reeducación y tratamiento ya!
¡Exígeselos a Jesús Aguirre y Moreno Carbonilla!
Aún estamos a tiempo antes de que sean devueltas al Estado central las competencias en materia de salud.
¡Guau, guau! ¡Vivan los higos chumbos!
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