Para tratar de desacreditar a los solidarios, a los que rebosan humanidad y empatía desde el altruismo y el compromiso, han acuñado —como moneda falsa tan afín a la estafa como a la usura— el término 'buenismo'. Ellos, los de la camisa nueva con el yugo y las flechas bordados en rojo la víspera, los de la tez requemada y el corazón de cinabrio, los malignos, los demonios fascistas. Un término aberrante e ignominioso que repiten como M61 Vulcan, tanto ellos como los mastuerzos con cerebro de loro subespecie vinilo rayado, a objeto de enmascarar —aquí completamos el quiasmo— su esterilidad y podredumbre.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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