El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced) –sito en la Plaza del Museo- conserva una valiosísima colección de azulejos cerámicos traídos de otras iglesias y conventos de Sevilla que habían sido desamortizados y que sirvieron para su decoración con vistas a su inauguración a finales del siglo 19.
Destaca su impresionante zaguán, decorado con paneles de azulejos sevillanos de los siglos XVI al XVIII. Zaguán que establecería una moda de decorar tan coloristamente los vestíbulos de las casas patio sevillanas de las familias principales, que ha durado hasta nuestros días.
Sus antiguos claustros, con planta cuadrangular, poseen galerías bajas de zócalo corrido cubierto de azulejería de motivos geométricos muy diversos motivos, bajo columnas toscanas de mármol que alternan arcos de medio punto.
Galerías: Zócalo corrido cubierto de azulejería de motivos geométricos muy diversos.
Conviven aquí, además, azulejos cerámicos pertenecientes a tres mundos: el mundo divino, el mundo humano y el submundo de seres fantasiosos y mitológicos.
De este último nos queda un repertorio de mosaicos con barbudos faunos; caballos pegasos (o caballos voladores) de la Grecia clásica, seres entre carneros y pájaros emplumados de misterioso significado, demonios de expresión malvada y sanguinaria y orejas larguiruchas, etc. ¡Si el pintor Francisco Goya los hubiera conocido, qué material habría tenido para sus pinturas negras!
Del mundo humano encontramos retratos de hombres y mujeres de la Edad Barroca (siglos XVI y XVII) y escenas campestres como una cosechadora de uvas. Nada de gorgueras que asfixien el cuello ni estrambóticos sombreros se usan ya. ¡Cómo han cambiado las modas desde entonces¡ Quizás se salven los pendientes femeninos…
No faltan los azulejos que recuerdan y rinden tributo a personajes ilustres de Sevilla como las mártires romanas Santa Justa y Rufina (que eran alfareras), o los obispos visigodos San Isidoro y San Hermenegildo.
Del mundo divino se conserva tres paneles cerámicos marianos. La Virgen del Pópulo (siglo 18, del convento del mismo nombre), la Inmaculada Concepción protegiendo a los monjes de la Orden dominica (siglo 19, procedente del Convento de las Mercedarias descalzas) y, sobre todo, la Virgen del Rosario de Cristóbal de Augusta (año 1577, procedente del convento de la Madre de Dios).
En este último aparece la Virgen con el niño, escoltada por ángeles de alas multicolores, verdaderos antecedentes del pop art. La Virgen protege bajo su manto a diversos santo(a)s de la orden dominica. Es un modelo iconográfico que después repetirá Zurbarán en su Virgen de la Cuevas de la Cartuja.
Detalles del retablo de la Virgen del Rosario
(¢) Carlos Parejo Delgado
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