La poesía, digo su esencia, su semilla, atesora tanta hermosura, tanta grandeza, que no necesita de la palabra para expresarse. Y está en las calles, en los campos, por doquier, en el abrazo de una madre, en aquel que cuando caigo, me ayuda a levantarme, en mi mirada agradeciéndolo, en los que codo con codo y a puño alzado se rebelan contra la injusticia, en un atardecer, en la rapaz cobrándose su presa, en el silencio. El poeta, que, sin duda, se ha esforzado en desarrollar una cualidad que en todo ser humano se halla latente, no es más que un mero traductor a la palabra de tanta emoción, tanta belleza. Ya lo dijo aquel: "Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía."
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Efectivamente, dilecto amigo, el poeta es un traductor de las emociones al lenguaje humano
Publicar un comentario