domingo, 12 de marzo de 2017

Bodrio-poema subliminal

Llega de nuevo el cambio de hora.
Y cuando sean las dos,
como por arte de birlibirloque,
serán las tres o viceversa
-que en estos casos nunca queda claro
del todo si avanzamos
o si retrocedemos en la línea
sin vuelta atrás del tiempo, esa entelequia.
Afirman que es un acto responsable
que supone un ahorro notable de energía
e impactos positivos para la economía
y la salud del medio ambiente.
Pero todo es mentira,
el hecho en sí del cambio horario
no es más que una falacia que invalida
cualquier otro argumento a posteriori.
No nos cambian la hora,
lo cambian todo, cada instante
del día y de la noche,
todos y cada uno
de nuestros actos trastocados
en relación al ritmo
secular de la luna y las mareas,
del sol y los crepúsculos,
del orgasmo y el tedio,
de los sueños. ¿Acaso
podría diseñarse un mejor modo,
un modo tan sutil, tan efectivo
de mostrarnos quien tiene
la sartén por el mango?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi la hora ni fu ni fa, que vengan euros para alegrar