viernes, 19 de octubre de 2007

Cuento sin hadas

Erase una vez un príncipe que, de tanto buscar sin fortuna a su princesa por territorios imaginarios, de tanto tragarse sus besos como cristales, terminó por transformarse en sapo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

hay ranas?

besos

Anónimo dijo...

Ni príncipes ni ranas, sólo personas.

Un beso!

Anónimo dijo...

cristalizapo

Anónimo dijo...

Como dijo el poeta, creo que Pessoa:
"Y lo demás que venga, si viniere, o tenga que venir, ... o no venga"

Anónimo dijo...

Es el reflejo de tantos en el cristal de su alcoba esperando, siempre esperando, el beso salvador.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Es lo que nos evitamos los republicanos, que podemos seguir dando besos al aire sin temor a convertirnos en sapos. Eso es cosa de príncipes...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

con cariño para Kaiman:

Pero también hay "cocodrilos" que escriben como las hadas.

Anónimo dijo...

Pobre príncipe, desgarradito ahora todito por dentro... ¿cómo se las va a arreglar para al menos croar?

croack-croak-croack...¿o es REBUZNAR?, ¿Qué era lo que hacían los príncipes que ahora no me acuerdo?

Besillos, muchos

Anónimo dijo...

¿Y encontró a su ranita?, me has dado una idea (me has recuperado la idea) de reconstruir inteligentemente (inteligencia contemporánea, no quiero ofender a nadie) los cuentos clásicos para desdibujar su clasismo y sexismo. ¡ Cuanta madrasta odiará esos cuentos !....