(Alegoría shurretedadaísta)
Andaba tan estreñido que, cuando, pese a la hinchazón hemorroidal king size amarra del Titanic que le trajo incorporada de serie el taponazo tipo botella de cava indepe en busca y captura por la gracia de Dios, soltó aquella enorme boñiga sonrisa profident cariada y entrañas de cilicio arriba España, no pudo más que mirarla con desmedida ternura y, entre lágrimas de dolor a la par que de alegría, exclamar con inenarrables vehemencia y alegoría: ¡Una, Gande y Libre! Y todos comieron perdices y se metieron no sé qué por las narices.
(Un bodorrio como Dios manda.)
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¿Reclamará Sor Haiga el divorcio a Casado?
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