No se trata -y no me vengo a referir tan sólo al asunto de Juana Rivas- de conceder graciosos indultos que no tendrían sentido bajo el imperio de la Justicia. Indultos que, por su propia naturaleza, nunca podrán dejar de otorgarse de manera indiscriminada. Ni siquiera se trata de reformar las leyes. Esto, siendo necesario, resultaría insuficiente. No, lo que se antoja del todo imprescindible y urgente en este país de retrógrados aferrados como lapas a las poltronas públicas, es una profunda renovación en el poder judicial, reeducando a todos y cada uno de los magistrados que lo conforman, en valores democráticos (libertad, igualdad y fraternidad, entre otros), desde el Tribunal Constitucional al último juzgado de paz, y removiendo de sus puestos a los incorregibles.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Y mientras, otros en Ginebra veraneando con los delitos encima
Publicar un comentario