Trabajadoras del sexo, las llaman. Al igual que lo fueron los negros africanos durante varios siglos, una buena parte son reclutadas en las regiones más miserables y empobrecidas y traídas a España mediante engaños y coacciones, por mafias repugnantes que las convierten en esclavas sexuales y tristes toxicómanas sin voluntad, instante alguno de felicidad ni vida propia. Pero los más ilustres de nuestros proxenetas y puteros patrios, junto a distinguidas "feministas" de mercadillo benéfico y "buena" familia, las denominan trabajadoras del sexo y se erigen en paladines y "paladinas" de la defensa de su sacrosanto derecho a que se las follen cuatro babosos impotentes con menos empatía que una tarántula. Trabajadoras del sexo, las llaman. Pero, nativas o foráneas, son pobres, putas y esclavas.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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