jueves, 19 de julio de 2018

Digamos


Digamos que tuviste
la suerte de los débiles.
Caíste sobre la lona
igual que un peso muerto,
y aquí sigues; sonado,
tullido, balbuciente,
pero a pesar de todo
y aun sabiendo que al cabo
de la cuenta de diez
no te habrás levantado,
engullendo con ansias
el aire que te falta,
fuerte en la aversidad
irremediable, vivo.

1 comentario:

Carlos dijo...

Hay perdedores que resisten hasta el límite de sus fuerzas