martes, 29 de mayo de 2018

Zoon politikón


Me tocan los cojones por encima
del bien y el mal y todas
sus puñeteras posibilidades;
acostumbrados a chupar del bote,
no se aventuran a chupármela
por no darme placer, no por falta de ganas;
a dolor me la clavan por detrás,
sin un puto condón, sin vaselina;
con el rostro bañado por las lágrimas,
exclamo tango, Charlie, stop... y nada.
¿Esto era, pues, el sexo?
Me pido el comodín del celibato
y si no resultara suficiente, el del 50
% de anarquía.

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