No tenemos motivos para el tedio
y aún menos para el desengaño.
Cuando la burra vuelve al trigo, aun a sabiendas
de que no habrá de hallar entre las lindes
ni una escuálida espiga, nos arrastra,
con su empeño, infecundo en apariencia,
a un palmo de idear una esperanza.
(Poema neocateto.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario