viernes, 18 de mayo de 2018

Lo que nos trajo el viento


A Dios pongo por testigo de que no tenía pensao decir ni mu acerca del asunto del chalé de marras. Pero es que os habéis terminao poniendo tan pesaos que ya no me he podío reprimir. Pero, vaya, que no seré yo quien opine al respecto para condenar o exonerar a Pablo Iglesias e Irene Montero por ir a cometer la estupidez de meterse en una hipoteca de tan considerable calibre —parabellum— a 30 años. Hay formas mejores de perpetrar un suicidio a plazos. A mí lo que me llama la atención es que un chalé de mierda en la gran puñeta pueda costar, que no valer —"Sólo el necio..."—, 100 kilos de las antiguas y cada día más añoradas pesetas. Y menos mal que pinchó la burbuja inmobiliaria de los cojones, que, si no, cualquiera sabe la cifra de la que estaríamos hablando, a cuánto no ascendería la estafa inmobiliaria en cuestión. Como pa que nuestros jóvenes parados o precarios, que son legión, piensen en formar un hogar estable en el que entregarse de por vida a los vicios y el desenfreno propios de la burguesía.

1 comentario:

Carlos dijo...

La riqueza atrae a cualquier fanático de pensamiento revolucionario, desde Stalin, al menos...