A Guillermo Toledo
Prefiero blasfemar a calumniar
a Amigos o Enemigos —"Ningún hombre
es una isla entera por sí mismo",
dijo un poeta inglés
hace ya varios siglos.
Prefiero blasfemar
a calumniar como han venido,
desde que el mundo es mundo, calumniando
distintas confesiones
religiosas, en nombre de sus dioses, al Hombre
y aún más a la Mujer
—Eva la pecadora,
la que indujo al pecado
a Adán y propició
la expulsión de un paraíso
que, bajo su apariencia
de edén o gloria terrenal, apenas
alcanzaría a ser limbo—,
a fin de despojarlos
de su libre albedrío.
Prefiero blasfemar y así lo afirmo,
porque no hay ningún dios
verdadero entre todos
los credos monoteístas,
y sé que cuando tañen
las campanas a duelo,
doblan por mí y no hay dios
alguno entre los Deudos.
Ilustración: Adán y Eva (El Pecado Original), 1504. Alberto Durero
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