Si en Venezuela procesaran a un sujeto por haberse cagado en Dios, en España la caverna mediática nos daría de tal modo la tabarnia, que en un par de días todos los españoles, muy españoles y mucho españoles, sin excepción alguna, haríamos declaración de apostasía y exigiríamos con inusitada vehemencia en las calles que se mandase al carajo con urgencia el Concordato.
Fotografía: Firma del acuerdo entre España y la Santa Sede en 1979.
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