domingo, 6 de julio de 2008

Alarido


La esencia del poema

No habita en las palabras;

Bien es cierto que en ellas se sostiene:

Son sus piernas, su lengua, sus latidos,

Su carne, su piel, sus huesos, su sangre;

Que son ellas la estela

Que rasga levemente las cortinas del agua…

Mas nunca existirían sin el alma que, en grito,

Se afana en cercenar su garganta al silencio.


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es Rafa, el alma nos lleva a mal traer, ella provoca la mayoría de nuestras letras, que son el medio, nada más.
Precioso...
Beso nocturno

Anónimo dijo...

La esencia está en el alma.

Impresionante, Rafa.

Anónimo dijo...

Sencillamente perfecto, con alma...
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Menuda confusión cuando el alma derrama versos y la carne de los versos es sudario para el espíritu... Y así que siga girando el cosmos que habita en nosotros.

Anónimo dijo...

Si, nada más parecido a un cuerpo que un poema...

Besos :)

Anónimo dijo...

Que muera, que muera el silencio!!!

Anónimo dijo...

Por eso sin conocerte sé de la bondad de tu alma, porque leo tus poemas, porque oigo tus gritos.

Un fuerte abrazo Rafa.

Anónimo dijo...

Será por eso tal vez que yo llamo a los poemas pequeños gritos del alma.
Bellísimo.
Un beso.

Anónimo dijo...

he decidido abrir una ventana al optimismo en este poema, porque gritar, gritar tambi�n se puede hacer por alegr�a, �verdad?