sábado, 4 de febrero de 2017

Piedra


Luego de batallar, de ser herido,
derrota tras derrota, en pos de un sueño;
luego de tropezar y haber caído
y volver a caer tras levantarse
una y mil veces; llega
un instante sin fin en el que el hombre
claudica tras saberse vencido desde siempre.
No es que haya renunciado
—no a un trono— a merecer el usufructo
fugaz de una parcela en la colina
desde la que, antes ya de ser delirio y sangre,
ansiaba contemplar el horizonte.
Es que no puede más, es que no queda
apenas sobre el campo de batalla
una mota de polvo del cadáver
que en su seno albergara a la esperanza.
Llega ese instante. Llega
y con él da comienzo la agonía,
dolorosa, insufrible,
que conduce a lo oscuro,
lo gélido, lo inmóvil, lo intangible,
lo que nunca, lo eterno.

Fotografía:Tommy Ingberg

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