sábado, 11 de febrero de 2017

La conjura de los necios


El día en que los idiotas sin maldad consigamos desengancharnos de la idiotez lo suficiente como para alcanzar a corregir algunas de las meditadas necedades de los prepotentes, el mundo podría comenzar a cambiar. Y quién sabe si a mejor. Pero, hoy por hoy, pagamos por cada dosis de idiotez que nos metemos en vena tan alto precio, que nos las administran gratis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por ejemplo, obsesionarse con un Real Betis campeón de liga, más que por cambiar tu barrio o tu ciudad