A SOLAS con mi cómplice, repaso el plan que orienta la masacre: en esta poquedad la felonía no es más que el don de un cielo encapotado que ulula sobre un áureo mar de herrumbres; bendito el que apuñala por la espalda la sombra de una duda.
Cae la tarde, y un ángel malogrado, a objeto de cumplir lo establecido, reclama ser motivo de venganza. Mas quedan dilaciones de por medio. Todo ha sido auspiciado meticulosamente; no cabe error posible en este crimen: trinidad sin misterios; acero uniendo a víctima y verdugo, frente al paralizante hedor del miedo.
No cabe más premura que la aurora; al norte del periplo coagulado, aguarda con paciencia inusitada, la pútrida clemencia de lo cóncavo.
Cae la tarde, y un ángel malogrado, a objeto de cumplir lo establecido, reclama ser motivo de venganza. Mas quedan dilaciones de por medio. Todo ha sido auspiciado meticulosamente; no cabe error posible en este crimen: trinidad sin misterios; acero uniendo a víctima y verdugo, frente al paralizante hedor del miedo.
No cabe más premura que la aurora; al norte del periplo coagulado, aguarda con paciencia inusitada, la pútrida clemencia de lo cóncavo.
Fotografía: Emil Schildt.
3 comentarios:
"Bendito el que apuñala por la espalda la sombra de una duda"...magnífico.Un beso
Está cerca el final
las hadas echan el resto
compiten
quieren ser idolatradas
que se le jueguen
a los chinos.
Ganadora la del verso
más corto.
Un abrazo,León.
Que la clemencia se apiade, de dolor que acecha.
Un besito Rafa.
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