miércoles, 28 de abril de 2010

La excepcíón


AQUELLA tarde, como venía ocurriendo sin falta en días laborables desde hacía ya más de 17 años, llegó a su casa reventada del trabajo a destajo en la oficina. Aquella tarde, como venía ocurriendo sin falta desde hacía ya 5 años, 7 meses y 27 días, la casa estaba vacía. Aquella tarde, como no había sucedido nunca desde hacía ya 5 años, 7 meses y 27 días, lo ordenó y limpió todo a fondo. Después se dirigió al baño. Allí se desnudó con desgana –“sigo siendo una mujer preciosa”, pensó al ver su imagen reflejada en el espejo-, llenó la bañera con agua muy caliente y tomó una cuchilla de afeitar entre los dedos índice y pulgar de su mano derecha. Ya en la bañera, sin un motivo aparente, recordó, de sus años de estudiante de Historia, una de las frases más nombradas de aquel famoso ministro de propaganda de la Alemania Nazi cuyo nombre ya había echado en el olvido. Y, apretando los párpados, se repitió una y mil veces la misma mentira. Después abrió los ojos. Miró a su alrededor. Seguía estando sola.

3 comentarios:

Dafne dijo...

Que susto me has hecho pasar de verdad....me alegra que pueda darse cuenta que está sola,pasado el momento y lo fuerte que es,encontrará la manera para estalo un poco menos.

Besos

Piel Fugaz dijo...

Afortunadamente... las c@sas se parecen a sus dueñ@s.

Gracias por los delirios de la semana.

http://www.aleida.com/galeria.htm

Abrazos.

MaLena Ezcurra dijo...

Terrible!
( se parece tanto a mis momentos)




Te abrazo camarada.


M.