LARREY, en "El trastero de la imaginación", a partir de uno de sus micros, propone un reto que me he divertido aceptando. Aquí lo dejo por si a alguien le apetece continuar. Si así sucede, iré colgando vuestras propuestas en esta misma entrada por riguroso orden de llegada. Por cierto, si pensáis participar, sería bueno que para escribir vuestro texto sólo leyeseis en principio del micro de Larrey. Pero, bueno, es mi opinión. Cada cual es libre de hacer lo que le apetezca.
Micros (Larrey)
Tenía unos melones impresionantes. Él, una fabulosa manguera. El problema era que ella estaba con el tomate.
Nota: depende de tí como interpretar el cuento.
Melones (El Éxodo)
Ella, hortelana vocacional, no obstante era una mujer culta que, tras cursar y acabar con sobresaliente las licenciaturas de filología inglesa y ciencias ambientales, cansada del tumultuoso estrépito y la premura patológica que impregnaban su vida en la ciudad, tomó la decisión de volver a sus raíces campesinas y se instaló en una pequeña casita en las afueras del que fuera el pueblo de su infancia. Allí dedicaba buena parte de sus horas a cuidar con mimo del huerto que poco a poco hizo ir creciendo y en el que lo ecológico nunca dejaba de estar presente: riego por goteo, abonado exclusivamente a base de estiércol, control biológico de plagas… De este modo, cosechaba una gran variedad de hortalizas y frutos de calidad entre los que siempre destacaron sus sabrosos y enormes melones. Su nombre era Mercedes, aunque en el pueblo –nunca he sabido el porqué- todos la llamábamos "Ceres".
Lindando con su huerto, casi rodeándolo y ahogándolo por completo, se encontraba el latifundio de Pepe el “Manguera”, apodado así porque, no queriendo saber nunca nada acerca de producciones ecológicas o integradas, desde siempre había dado de beber a sus pagos abusando del ya más que obsoleto sistema del riego a manta. Pese a ello, sus cosechas nunca fueron abundantes ni lustrosas. El “Manguera”, una tarde que paseaba con los perros comprobando el estado de sus mieses, quedó prendado de los melones de “Ceres” y, con la única intención de descubrir los arcanos que hacían posible tamaña tersura y exquisito porte, comenzó a pretenderla de modo pertinaz y generoso. Y así estuvo hasta el mismo día en que, por mediación de un rayo, lo sorprendió la muerte. Nunca pudo comprender los motivos de que, pese a su acaudalada hacienda, su dadivosa galantería y su notable apostura, jamás Ceres le hubiese concedido sus favores. Ella, entretanto, y en absoluto secreto, siempre había estado con el “Tomate”, un campesino de tez rojiza y grandes manos que, al igual que ella, había consagrado su vida a la agricultura ecológica.
Lindando con su huerto, casi rodeándolo y ahogándolo por completo, se encontraba el latifundio de Pepe el “Manguera”, apodado así porque, no queriendo saber nunca nada acerca de producciones ecológicas o integradas, desde siempre había dado de beber a sus pagos abusando del ya más que obsoleto sistema del riego a manta. Pese a ello, sus cosechas nunca fueron abundantes ni lustrosas. El “Manguera”, una tarde que paseaba con los perros comprobando el estado de sus mieses, quedó prendado de los melones de “Ceres” y, con la única intención de descubrir los arcanos que hacían posible tamaña tersura y exquisito porte, comenzó a pretenderla de modo pertinaz y generoso. Y así estuvo hasta el mismo día en que, por mediación de un rayo, lo sorprendió la muerte. Nunca pudo comprender los motivos de que, pese a su acaudalada hacienda, su dadivosa galantería y su notable apostura, jamás Ceres le hubiese concedido sus favores. Ella, entretanto, y en absoluto secreto, siempre había estado con el “Tomate”, un campesino de tez rojiza y grandes manos que, al igual que ella, había consagrado su vida a la agricultura ecológica.
Sin título (Paco Huelva)
Cuando observé la risa tonta que se había instalado en la cara del "Tomate", me dije, este cabrón está recolectando los melones ecológicos.
Sin título (Dafne)
Tenía unos melones impresionantes. Él, una fabulosa manguera. El problema era que ella estaba con el tomate, no había manera de que acertase con el punto exacto de la frituta, cucharada de azúcar, puntita de sal, y a probarlo otra vez.
Pero Paquito fiesta, apodo evidente, dadas sus actividades nocturnas, fiesta; fiesta decía cada vez que miraba la hermosura de los melones de su novia, estaba muy poco dispuesto a que aquel maldito tomate, le fastidiase la noche de jarana que tenía pensada.
Su paso era decidido y la intención de acabar con el guiso del tomate estaba escrito en su mirada.
Pero Paquito fiesta, apodo evidente, dadas sus actividades nocturnas, fiesta; fiesta decía cada vez que miraba la hermosura de los melones de su novia, estaba muy poco dispuesto a que aquel maldito tomate, le fastidiase la noche de jarana que tenía pensada.
Su paso era decidido y la intención de acabar con el guiso del tomate estaba escrito en su mirada.
Sin título (Jacques Paul)
Por doquier Sequedad se avista
Con tanta agua y semejante ardor
Como no puedes saciar
Su sed y calmar ese clamor.
Levanto la vista hacia el melonar
Y lleno lo veo de enfermedad
Qué bicho es ese,como pudiérase exterminar.
De melones que ruedan (Milena)
A Manuel, que así se llamaba el "Manguera", no le gustaba el tomate, asunto menor éste, que no va a fastidiarnos el cuento; ya que en la huerta de Ceres hay otras muchas hortalizas criadas con idéntico y exquisito mimo.
7 comentarios:
Cuando observé la risa tonta que se había instalado en la cara del "Tomate", me dije, este cabrón está recolectando los melones ecológicos.
PACO HUELVA
Tenía unos melones impresionantes. Él, una fabulosa manguera. El problema era que ella estaba con el tomate,no había manera de que acertase con el punto exacto de la frituta ,cucharada de azúcar,puntita de sal,y a probarlo otra vez.
Pero Paquito fiesta,apodo evidente ,dadas sus actividades nocturnas,fiesta ;fiesta decía cada vez que miraba la hermosura de los melones de su novia, estaba muy poco dispuesto a que aquel maldito tomate,le fastidiase la
noche de jarana que tenía pensada.
Su paso era decidido y la intención de acabar con el guiso del tomate estaba escrito en su mirada.
Muy bueno ese modo de darle la vuelta al tomate, Dafne.
Besos.
Por doquier Sequedad se avista
Con tanta agua y semejante ardor
Como no puedes saciar
Su sed y calmar ese clamor.
Levanto la vista hacia el melonar
Y lleno lo veo de enfermedad
Qué bicho es ese,como pudiérase exterminar.
saludos.
"De melones que ruedan"
A Manuel, que así se llamaba el "Manguera", no le gustaba el tomate, asunto menor éste, que no va a fastidiarnos el cuento; ya que en la huerta de Ceres hay otras muchas hortalizas criadas con idéntico y exquisito mimo.
Je, je, "no le gustaba el tomate"...
Abrazos, Milena.
Ps. ¿Ni siquiera "frito"? (es metáfora, que conste).
jajajjajjaja...en hablar de tomate y otros frutos de la huerta,me da que se nos pone una sonrisa a todos!!!.Me ha encantado la experiencia esta y eso, que como me he puesto a dieta , el tomate, solo , en ensaladita ..jejejje
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