viernes, 29 de junio de 2007

La presa

Me andan

Buscando,

Quieren sumirme en la ciénaga:

Ya tengo el alma de cieno

Y amplias de plomo las alas.


Me están hundiendo:

Tengo fantasmas al cuello

Y de arena la mirada.


(Hay nieve malva en mis venas)


Trato de alzarme en gemidos.

Pero los labios al cielo

Se abarrotan en sus grietas

De la sal de los recuerdos.


Me andan buscando

Las sombras,

Me andan

Buscando las sombras.

Me andan buscando las sombras.


Quejidos gritos jadeos

Hoguera ergástula abismo

Rescoldo exangüe que extingue

Horas cansadas sin brillo.


Me están

Hundiendo,

Quieren que me engulla el légamo.

(Ya me atraparon

Las sombras)


Me están hundiendo,

Ando perdido:

No hay asideros al sur

De este remedo de estigios

(En las garras de la noche

Se amontonan los jirones

Que alimentan al delirio)


Y “no puedo más

De no poder más.”

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Terapia poetica? de una pieza, eso es como cuando te ries sin parar, te duelen las mandibulas, los pomulos se estiran, el estomago es un revuelo y te lloran los ojos? siiii Risoterapia.... vale, me apunto a la terapia poetica... jaja
saludos

Anónimo dijo...

Esto... arista, bueno, no entiendo mucho de terapias, pero, aunque parecido a la risoterapia, también pienso que es bastante diferente. Terapéutico resulta, a veces. Y lo del revuelo en el estómago y las lágrimas que aparecen... sí, sí. Aunque risas, lo que se dice risas, la verdad, no muchas. No obstante, en ocasiones, con algún comentario sí que me río a mandíbula batiente. Me alegra que decidas apuntarte a la terapia. Terapia, digo la poética, que, por cierto, es utilizada realmente como tal por determinados terapeutas.

Un abrazo

Ps. Por cierto, veo que, como yo, eres despistado o despistada, pues al pinchar en tu nombre en el comentario no me sale tu blog sino el de María.

Anónimo dijo...

Te andan buscando,sí, pero tú...tú sabes que no podrán contigo, lo sabes, es una certeza de las pocas que tienes y mientras se hunden tus pies en el lodo y ahora ya la ciénaga alcanza tus manos, subiéndote hasta casi la boca, tornándosete lívido el rostro, ahogado ya el grito de tu silencio… ahora, que así te encuentras, sabes, desesperadamente, pero lo sabes, que no hay eutanasia que te practiques ni te concedan, y sabes, que no te ahogarás, porque, te puede, Rafa, te puede el coraje del verbo que, en la más desesperada y última circunstancia y ya, próximo el hundimiento final, te arroja el lazo de la palabra

Anónimo dijo...

Este poema me ha puesto en contacto con un sueño recurrente espantoso que a veces tengo, no me he puesto a interpretarlo, no creo mucho en eso de que los sueños simbolicen cosas, o, al menos no le doy total crédito a ese asunto.

El sueño, voy a prescindir del pudor que me da contarlo, consiste en que voy caminando por la orilla del mar, adentrándome en él, paseando tranquilamente y sola, absolutamente sola en una playa inmensa, inabarcable con mi mirada, de repente, una masa extraordinaria de agua se aproxima a toda velocidad hacia mí, y yo, tomo entonces conciencia de que está subiendo la marea y yo me encuentro en una zona que le pertenece al mar, entonces siento mucha angustia y comienzo a correr hacia la orilla, pero mis pies se me van hundiendo en un lodo y yo desesperada y agitada corro, corro, pero el mar me puede, me va a sepultar, me puede y, entonces, decido sumergirme y no resistirme, y el mar pasa por encima de mí ... abro los ojos y todo es turquesa y siento que me falta el aire y entonces grito pero no se oye nada y todo son burbujas y aggggg me despiertan, me despiertan y me dicen: otra vez estás soñando con lo mismo, despiértate, despiértate, y entonces me despierto taquicárdica y me pego la llorada y me pregunto que qué va a ocurrir si algún día no me despiertan cuando lo estoy soñando y… aunque os resulte raro, nunca cuando duermo sola tengo ese sueño.

Y ahora me pongo morbosa del todo: cuando era niña, nadando en un río del norte , alguien tocó mis pies cuando yo nadaba y grité, grité grité, gracias a lo cual, pudieron sacar al hombre que muy cerca de donde yo nadaba, estaba pasando apuros.

Uff, tía…vaya cositas que nos cuentas…

Me dio por ahí, de todas formas ya sabéis que esto de la “terapia poética” abre las compuertas de la sensibilidad…. No penséis que me traumatiza el agua, me fascina y disfruto mucho nadando y embarcándome.

Un abrazo

Anónimo dijo...

ARISTA DEL VIENTO:

Igual con lo que he contado, he estropeado la "Risoterapia" ¿ no?

Muchos besos

Abrazos, Rafa.

Anónimo dijo...

Gracias, Milena, a veces necesito sentir que hay quien me tiene fe. Ese sueño... ummmmm, la soledad, ciertamente, es un mar que nos puede, que nos ahoga...

Dulces sueños, deseo que, de un modo u otro -aunque mejor, de "un modo"-, acompañados.