sábado, 30 de junio de 2007

Dislexia

De noche me abrazo a tu nombre

Buscándome.

No obstante,

No llego a ser todavía tan estúpido -tú bien lo sabes-

Como para alcanzar a pensar –una cosa es estar loco

Y otra, bien diferente,

Tener un grandísimo agujero

Ocupando el lugar de la cabeza-

Que habiendo entrado yo hace tanto

A formar parte del listado de bajas

-O de tu lista negra, cómo saberlo;

“Caído honrosamente en acto de servicio”,

Puede que algún día, rece mi epitafio”-

Hayas tú de aparecer en la guía de teléfonos

-No digo tú, digo tu nombre-

En negros caracteres sobre blanco

-Nunca, como te dije en tantas ocasiones,

Llegó a gustarme el amarillo-.


Pero, bah!, que más da,

Ha sido tanto tiempo ya desaprendiendo el abecedario

Que no sabría por que letra

Comenzar a devorarte.


Y sigo hambriento,

Ávido por que a las moscas

Les apetezcan mis carnes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una sorprendente descripción de eso que se podría llamar "sentimiento de ausencia cotidiana", de esas que acanban formando parte de la vida, como los muebles, la ropa, los relojes, los espejos....
Buen fin de semana amigo.

Anónimo dijo...

oyut-la-neibmat-oy

Anónimo dijo...

Saicarg .Nózaroc im ne otneis ol, és ol.

Soseb sochum.