-------------------------------- A l.r.
Hay algunas ocasiones
en las que un pequeño anhelo
-un anhelo tembloroso
como un pájaro sin nido
que, sin vuelo y desvalido,
se halla aterido de invierno-
se alza al aire insospechado
y nos llena de calor
desde el alféizar del alma.
Hay algunas ocasiones
en las que un pequeño gesto,
generoso e imprevisto,
nos devuelve un pedacito
del puzzlé de la esperanza
que en la bruma se ha perdido.
Y a ese trozo requebrado
de sus alas sin aliento
vuelve la ilusión del vuelo.
Y por un momento entonces,
tras ese mágico gesto
íntimo, claro y sencillo,
el azul del horizonte
recupera su sentido.
Doce de enero de 2007.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
Precioso espantapájaros ... y con sentido ¿y consentido? ...
Un achuchón ... aunque ahora con los calores... no sé, no sé.PAQUITA
Rafa:
ese pajarito sin nido hay que arroparlo. ¡ no lo espantes !
Abrazos
Gracias, Paquita.
Circe, aquel pajarillo murió de frío, espejismos y desesperanza.
Abrazos.
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