lunes, 22 de octubre de 2018

Paisajes huelváticos (18). La Peña de Alájar. Parte Primera. (Carlos Parejo)


La Peña de Alájar ha sido catalogada recientemente como paisaje de interés Cultural (año 2015, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura). Este espacio, aún conservando su riqueza natural, ha tenido una larga ocupación humana en sus cuevas (que se remonta hasta la Edad del bronce y el Calcolítico). Sus primeras referencias literarias escritas proceden de cuando se retira a esta peña el humanista Benito Arias Montano, confesor y Ministro del rey Felipe II (año 1590). Hoy es uno de los principales “atractivos” turísticos de la Sierra de Aracena, junto con la Gruta de las Maravillas. Y parte de este “atractivo” reside en que nos encontramos ante un paisaje mixto, natural y rural que reviste además un marcado interés geológico.

La Peña de Alájar es, geológicamente hablando, una plataforma calcárea tobácea inmediata al valle del río Murtigas, donde se asienta el núcleo urbano del mismo nombre. Tiene una acusada pendiente y está elevada notoriamente sobre los alrededores, además de encontrarse horadada por más de cuarenta cuevas, simas y abrigos formados por la acción erosiva del agua surgente, que proliferan en su ladera.

El hombre ha otorgado a este paisaje la categoría de “interés geológico” pero anteriormente tuvo un contenido añadido, el de paisaje de alto valor telúrico. De hecho, constituye desde la antigüedad un paisaje alado y demiúrgico, cuyas maravillas han sido descritas por numerosos autores.

En este sentido, ya estuvo habitado por los primeros eremitas cristianos en los últimos tiempos del Imperio romano: “(…) En el interior de la ermita se conserva un cuadro de San Victor ermitaño, con túnica blanca y escapulario negro, que hizo penitencia en aquel sitio por el año cuatrocientos cincuenta después de Cristo…”:.-PÉREZ BAYER, FRANCISCO. Diario de viaje a Andalucía y Portugal, hecho por don Francisco Pérez Bayer en este año de 1782. Real Academia de la Historia, Madrid, 1782. Sin embargo, la Peña de Alájar sólo sobresale como paisaje onubense para viajeros y literatos desde que fue “lugar de retiro” espiritual de uno de los mayores sabios de la cristiandad durante la segunda mitad del siglo XVI: Benito Arias Montano. Este ilustrado prócer mandó realizar un primer acondicionamiento paisajístico en la Peña, del que quedan sólo algunos restos visibles: “Toda esta fábrica es obra de Arias Montano…que en este retiro enseñó varias ciencias a sus discípulos, edificó la iglesia que hoy se venera y cercó y adornó aquel sitio de varias aulas y oficinas de estudio…”:ZAPATA CORONEL, JUAN SIMÓN. Descripción, etimología y compedio del principado de Aracena. 1723.

(¢) Carlos Parejo Delgado.

1 comentario:

Carlos dijo...

Oh tempora Oh mores