Cuando procedieron a la exhumación, su cadáver había desaparecido. "El que roba un cabrón, tiene cien años de perdón", pensaron para sus adentros con contenido regocijo los decentes. Otros lloraron la pérdida, con esa ternura ignominiosa e impropia que gastan los adictos a pervertir con inusitado sadismo la historia. Yo todavía despierto a veces de madrugada, ahogado por la risa.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario