-¡Árbitro, la hora!
-¿Eh, qué hora, amable aficionado al balompié, si el partido terminó hace una hora?
-La hora feliz, cohóneh.
-¿Qué es la hora feliz?
-Algo así como un 3 x 2.
-Ah, esa hora. Entonces, vale.
-Se ve que está usted en horas bajas.
-Sí, me suelo pasar así las horas muertas. Bueno, ya que tanto insiste, voy a pitar el final, que ya está bien de tanto descuento.
-¿Descuento?
-3 x 2.
-A buenas horas, mangas verdes.
-Qué más le da; con o sin prórroga, su equipo tenía las horas contadas.
-¡Árbitro, la hora!
-Pero qué hora, si ya pité el final dos o tres veces hará una hora ahora.
-La del vermú y los frutos secos.
-Bueno, pero por ser usted, que yo no suelo picar entre horas.
-Vaya, a última hora vamos a terminar poniéndonos de acuerdo.
-Sí, debe ser que tengo la hora tonta.
-Pues vamos, vamos, que está a punto de comenzar la hora feliz.
-¿Otra vez?
-Otra vez.
-Pues menuda cogorza.
-¡Árbitro, la hora!
-Pero qué hora.
-La del 3 x 2, cohóneh.
(De la serie "Esta noche pasada, a las tres, oh, prodigio del dadarrelativismo y lo surreacuántico, fue la una en Canarias.")
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