De todas las especies
hasta ahora conocidas,
es la del Homo sapiens
–que nunca atiende a ciclos, no recicla-
la menos ecológica.
Y, para confirmarlo,
la excepción a la regla:
cae, por fortuna, un muro,
y acuden en tropel sus especímenes,
ebrios de excitación, a disputarse,
a fin de edificar sin dilación
con ellos un azor más miserable
y vasto, los cascotes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario