Quisiera preguntártelo.
¿Te sedujo el poder,
buscabas algo a cambio,
o fue aquello el amor
-un verdadero amor-
de una muchacha cándida
fascinada y rendida
ante un hijo de puta
que no amó nunca a nadie?
Quisiera preguntártelo
y no sé los motivos.
¿Acaso me valdría
para entender por qué
jamás te me entregaste?
No puedo compararme
con aquel que te tuvo
hace tanto en sus brazos.
He sido siempre un hombre
sin importancia alguna,
sin nada que ofrecer,
salvo amarte, mi amor,
como nunca te amó
ni amará nunca nadie.
Quisiera preguntártelo,
pero no tengo fuerzas
ni derecho o motivos.
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