lunes, 5 de mayo de 2008

La isla amarilla


En la playa más arcana

De la isla sin orillas

Donde el viento lo vistió

De ardua zozobra amarilla,

Bajo la lluvia ha prendido

Una hoguera mortecina;

Lumbre en la que mana escoria

-Humo, penumbra y ceniza-,

Que le niega ser salvado

De su silente desidia.

Pero aferrarse al camino

Requiere la pantomima

De esa hoguera que, inaudible,

Simula una espera antigua

De un velero sin amarras

Que está sordo, que no mira,

Que no busca tras la bruma

Al espejismo sin vida

Que se varó entre los bajos

Del destiempo

Sin medida.



Benaocaz, 3 de agosto de 2007.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Navegas y navegas y mi me gusta el vaiven de tus aguas... agua que me gustaría ver más clara, como la chispa de la vida...
(a mí ladrar como que no eh???,a lo otro ves...