martes, 3 de julio de 2007

Sangre de eclipses

¿Y si una mar, como humilde verdugo, viniese a buscarme en traje de noche? ¿Prodigaría en sus olas piadosas los tristes vestigios de mi osamenta, ya carcomidos de tiempo vacío? ¿O huyendo entre las dunas amarillas, seguiría a merced de los recuerdos? Al fin, sólo el mar sabe del ocaso que se oculta en los arcanos perdidos, legado de milenios de desidia. Y la luna, como reflejo insomne en los sueños del sol que la marchita de eterna ausencia, se pudre eclipsada. Busco una espada dilecta en mi pecho, que arranque las espinas que la rosa mezcló a la sangre en mis venas, veneno, como llanto, secándose de océanos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los poetas no tienen derecho a estar jodidos, si no ¿Qué haríamos los que nos sentimos mal y no tenemos el consuelo de la poesía?Un beso muy grande poeta.

Anónimo dijo...

He pasado de un mar dorado a uno negro, espero que ese parto sea rápido y las aguas vuelvan a tener color, un abrazo

Anónimo dijo...

Quién fuera marejada... vendaval

Anónimo dijo...

¡Total! Que el parto va para largo ¿no?
Bueno..., al menos da buena poesía. Pero ¡coño!, a ver si voy a tener que ir a hacerte la cesaria ¡cohones!

Anónimo dijo...

Malena, un beso como bálsamo para ti.

Leuma, creo que ha comenzado a amanecer sobre las olas, y aunque la mañana es grís, la espuma comienza a pintarse de verde.

Almaría, mi querida almaría, tu sabes que siempre serás para mí mucho más que una marejada. Y todo un ciclón llenándome de aliento.

Paco, eso de la "cesaria" no será una "guarrerida" ¿no? Que mira que a mis años uno ya está dispuesto a probar de todo, jajajajajaja. Venga a ver si quedamos para tomar unas birritas.

Abrazos para todos.