AQUELLA noche soñó que se le caían los dientes. Seis días después -sin ningún tipo de nota aclaratoria, sin que se hubiese producido circunstancia alguna que de algún modo pudiese explicarlo, y sin que uno solo de sus allegados hubiese apreciado tan siquiera un mínimo síntoma en él que pudiese presagiar tal desenlace- se voló la cabeza de un disparo.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Genial pocas palabras para sufcientes razones...un abrazo.
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