jueves, 9 de septiembre de 2010

Una cuestión de fe


AQUELLA noche soñó que se le caían los dientes. Seis días después -sin ningún tipo de nota aclaratoria, sin que se hubiese producido circunstancia alguna que de algún modo pudiese explicarlo, y sin que uno solo de sus allegados hubiese apreciado tan siquiera un mínimo síntoma en él que pudiese presagiar tal desenlace- se voló la cabeza de un disparo.

1 comentario:

Prometeo dijo...

Genial pocas palabras para sufcientes razones...un abrazo.