A mí, cantor de aromas de glicinas
ajadas por la nieve prematura,
jamás me dedicaron un poema,
un tierno madrigal o un tanka al alba,
escritos con pasión sobre las mangas
violetas del kimono perfumado
con gotas temblorosas de rocío.
Y amargo es vislumbrar que, cuando falte,
tampoco ira la geisha a la que espío
detrás de sus biombos de soslayo,
a cantarle al cadáver, ya sin alma,
que habrá de sucederme tras mi ocaso,
con llanto en las pupilas, con nostalgia
e inconsolable pena, una elegía.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
Pues yo no puedo sino dedicarte mi más sincera admiración, y la alegría infinita que me produce venir a leer y encontrarte en tus versos, y reencontrarme a mí misma.Un besazo
Rafa rompes las leyes de la física!!
¡ cómo si no se explica que en la distancia puedan tus versos alterar el ritmo cardíaco y la temperatura de mi pobre y aterido ser....!!
Y este es mi "NO POEMA" para tí
Besos, Poeta !!
Es precioso. Con tu permiso me hago cargo de la imagen.
Abrazos, Poeta.
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