La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
martes, 14 de septiembre de 2010
De lo inconmensurable
No es fácil presumir su edad. Debajo
del rictus de amargura que atraviesa,
como una cicatriz que no ha sanado,
su tez de desamparo e intemperie,
los años cobran una dimensión
que no se mide en lunas o estaciones.
Tras mucho caminar sin norte alguno
golpeado por la lluvia desde el alba,
sentado en las heladas escaleras
de un templo, halla a un mendigo que le ruega
le deje por piedad una limosna.
Le entrega su reloj y las monedas
que lleva en los bolsillos, menos una
que guarda en un zapato, y pone rumbo
camino de la mar con paso grave.
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2 comentarios:
Hondo, profundo, triste.Me encantó.Enhorabuena.Saludos
Soberbio poema!!!!
Inconmensurable!!!
Sin palabras! Duel profundamente!!
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